Un policia juzgado por corrupción ha registrado como marca comercial el apelativo, mote o sobrenombre «Sheriff de Coslada» que le resulta «ofensivo». En una maniobra legal innovadora, sus abogados le han recomendado registrar el término para «poder ejercer acciones legales ante el uso y la publicación del denominativo».
Parece reducida la efectividad práctica de este registro de marca comercial, como medida de protección ante su uso por los medios. Los medios informan continuamente sobre marcas comerciales con buenas y malas noticias, independientemente de si están registradas o no.
Es más una argucia legal que una practica de comunicación personal ante un claro caso de contenido secuestrado. Aprovecharemos para analizar las posibilidades que surgen cuando se emplean apodos, denominaciones o referencias sobre nosotros que nos resulten ofensivos.
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¿Qué hacer con los motes o apodos?
Los motes, sobrenombres o apelativos son clásicos en la cultura popular. De hecho muchos apellidos hunden sus raices en este tipo de terminos. Ni siquiera los gobernantes o reyes se han librado de los mismos, y en muchos casos Pepe Botella, Juana la Loca o Wifredo el Velloso no serían tan memorables a largo plazo(lista de apodos reales en 20minutos).
Porque este tipo de apelativos, impuestos y con muy mala intención en su origen, acaban teniendo un efecto diferenciador positivo. Por eso muchos acabaron convirtiendose en apellidos. Ahora no nos resulta extraño conocer a personas con apellidos como Bajo, Gordo, Rubio, Calvo, Cano, Alegre, Bueno, Salado, Moral, Cándido, Botella, Capote, Tocino, Porras,Expósito, Tirado,…
El mejor consejo de comunicación o marca personal para este tipo de apelativos tiene dos alternativas: o bien obviarlos o bien aprovecharlos.
La primera estrategia, obviar la ofensa, pasa por hacer caso omiso, no ofenderse, hasta que el término pueda ser olvidado . Porque no logra el efecto de ofender que es su razón de existir. Es la estrategia más adecuada para cuando un apeltavio se está empezando a emplear. Cuando está consolidado quizás hay que cambiar de estrategia.
La segunda estrategia, apropiarse del mote,es más inteligente pero osada.
Tiene la ventaja de que si el propio «ofendido» la usa con normalidad, incluso con gracia, acaban perdiendo su efecto peyorativo, convirtiéndose en «apellidos» neutros.
Todos los días nos cruzamos con apellidos o denominaciones que, de tanto uso, ya no nos resultan ni llamativos. Logramos que se conviertan en paisaje, libres de toda carga de ofensa. Lo hicieron en el momento en el que la persona objeto del mote los empleó como elemento diferenciados.
Hay un caso en España de un creativo publicitario que tiene una marca personal única fruto de un mote que le aplicaron en el colegio con un juego de palabras sobre sus apellidos. Lo hizo propio, como mecanismo de defensa, y ahora es el único profesional de su especialidad en el mercado que tiene un nombre irrepetible. Una forma inteligente de convertir un problema en una oportunidad única, la de diferenciarse.
Una buena táctica online, similar a la empleada por el «sheriff», es bloquear el uso de los motes en la medida de lo posible. Pero en lugar de la opcion de emprender acciones legales, una buena idea puede ser la «ocupación digital»:tomar posesión de aquellos dominios web, nombres de usuarios posibles con el termino ofensivo. Por pocos euros en el caso de dominios web y de forma gratuita para la mayoría de redes, tendremos control de los «dominios» más relevantes. Una vez sean nuestros, podemos dejarlos durmientes, o emplearlos, en función de la estrategia que adoptemos.
Porque, como ilustra muy bien esta tira cómica de «conejofustrado», los motes o apelativos, a largo plazo, se convierten en una forma de referirnos a alguien a quien incluso tenemos cariño. Incluso la única forma de econtrarnos de nuevo.
(Fuente viñeta http://www.conejofrustrado.com/2010/03/23/conejo-frustrado-70-motes/ Fuente de la noticia: El Mundo).
Esperamos que te haya gustado " Reserva marca comercial de un «mote» para defender su imagen ".
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