Uno de los mayores peligros de quienes han de hablar en público es la repetición. A veces el riesgo está en el uso continuado y excesivo de determinadas frases o expresiones, lo que se conoce como «muletilla». La definición exacta de este hábito es «palabra o frase innecesaria que se repite mucho en la conversación, por costumbre o como apoyo al hablar». La verdad es que las usamos todos en el día a día («bueno»…, «eh»…, «o sea»…, «¿vale?») pero en los oradores se hacen especialmente -y molestamente- llamativas.
Estas repeticiones no son más que una trampa que nuestro cerebro hace para darse tiempo a pensar.
¿La solución?
El remedio pasa por un poco de autoexamen: si detectas que cuando hablas ante una audiencia repites algunas frases o expresiones a menudo, trata de comenzar a sustituirlas por momentos de silencio. No le pasará nada grave a tu discurso; al contrario, puede que ganes en transmisión de control, y evitarás que los espectadores jueguen a contar cuantas veces repites tus muletillas.
Obama copiando y pegando… Por encima de su peso
Dicho lo cual, hay que reconocer que el caso descubierto por la Televisión Danesa sobre Barack Obama es uno de los más espectaculares en este terreno. Sin duda, alguno de sus redactores tiene una frase que considera que pega en todos y cada uno de los discursos en los que el Presidente de los Estados Unidos recibe a un líder extranjero… O eso, o se quedó dormido sobre las teclas de cortar y pegar.
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