Diez claves de comunicación, gestión de carrera profesional y networking de la mano de Lord Nelson.

 

Horatio Nelson fue, sin duda, uno de los hombres más famosos de su época. En unos años en los que Napoleón era la superestrella del momento para media Europa, y aun quedaba mucho tiempo para que otro héroe inglés, Lord Wellington, venciera al corso en Waterloo, los ingleses miraban al mar y a las victorias del almirante como una fuente de esperanza.

Salvando las distancias necesarias, que no son pocas, puede afirmarse que las batallas de la época en el continente y en los mares eran el equivalente a una «Champions», cubierta y comentada puntualmente por los emergentes periódicos y gacetas de la época. Y en este campeonato, a los ingleses no les iba bien ni en seco ni en húmedo.

En medio de todo esto, apareció un personaje antes desconocido, un tal Nelson, que de forma vertiginosa se convirtió en el héroe por excelencia de la mar y la Navy inglesas. Todo un soplo de optimismo que llevó primero a las victorias en el mar, e impuso la moral necesaria para que comenzaran a llegar las victorias en tierra.

Los enemigos de Napoleón, y los partidarios de Inglaterra, ya tenían a un personaje al que oponer como “archinémesis” del líder francés. Pero ¿fue todo cuestión de genio militar?

La verdad es en que las claves de cómo Horatio Nelson logró convertirse en el hombre más famoso, no sólo de su época sino también de la historia de Inglaterra por lo menos hasta la llegada de Churchill, tuvieron también mucho que ver dos aspectos esenciales: el militar inglés sabía de la importancia de la comunicación, y era el rey de las buenas relaciones (o networking como diríamos ahora).

Y estas pueden ser sus diez grandes conquistas de Nelson en el océano de la comunicación:

1. Busca padrinos y mentores, pero sin descuidar tu formación

Pese a no ser una persona de “posibles”, Horatio Nelson supo construir una tribu de relaciones muy intensas desde su juventud. Su tío, ya introducido en el organigrama de la Navy, le ayudo en su formación, e incluso estuvo presente como uno de sus examinadores en el paso a oficial. Hay que considerar que en la Armada de la época sólo había dos maneras de avanzar: o naciendo en una familia con renombre y fortuna, o consiguiendo ambas cosas gracias a las victorias y el reparto del botín de las naves capturadas. Si Nelson se convirtió en oficial no fue únicamente por la ayuda de su tío; muchos herederos de grandes familias apoyaban a jóvenes de menor rango social si veían que su valor y fortuna podían acarrearles beneficios económicos. El joven Horatio, sin duda ninguna, tenía algo.

2. Ten claro desde el principio que lo importante es el grupo y su reputación

Nada más aprobar el examen de oficial y ser asignado como teniente a una fragata, Nelson escribió una carta a a su hermano en la que decía: “así que ahora estoy solo en el mundo para ayudarme a mi mismo” pero sorprendentemente remataba diciendo “Espero que pueda hacerlo y lograr el crédito para mi mismo y mis amigos”. En inglés: “So I am now left in [the] world to shift for myself (…) “which I hope I shall do, so as to bring Credit to myself and Friends.” Este deseo de conseguir reconocimiento y fama estaba presentes desde el mismo momento de su incorporación como oficial a la Armada. Pero también estaba presente la necesidad de pensar en equipo.

3. Gestiona las distracciones o parones que encontrarás en el camino

Cuando analizamos carreras de éxito, olvidamos que a menudo estas pueden haber sufrido parones o retrocesos. La de Nelson no fue una excepción. Tras la independencia de Estados Unidos, Inglaterra vivió por primera vez en mucho tiempo un período de paz de diez años, algo no muy recomendable para un joven oficial ansioso de promoción. Era una época en la que, por la escasez de barcos, los capitanes podían quedarse en tierra durante mucho tiempo, como fue el caso del propio Nelson, durante cinco años.

Viendo que su carrera naval entraba en dique seco, tomó la decisión de seguir actuando por tierra, moviéndose en el frente social. Concentró todos sus esfuerzos en establecerse como caballero y para ello logró concertar una boda de compromiso. Eligió y cortejó a una mujer algo mayor para la época, una rica viuda que cayó ante los encantos de un prometedor y por entonces atractivo capitán. La boda proporcionó a Nelson dinero, y sobre todo, contactos. Pero además supo elegir a una pareja con la que alcanzó una gran complicidad en su búsqueda de la fama y el éxito, y con la que mantuvo una excelente relación, incluso cuando más adelante Horatio vivió su legendaria historia de amor con la ambiciosa Lady Hamilton.

4. Contar tu propia versión de los hechos, ayuda a ser reconocido… y a evitar riesgos.

En otro momento de su vida, Nelson se la jugó a una sola carta en la Batalla de San Vicente contra la Armada Española. Sacó a su barco, el Captain, del orden establecido por el almirante Jervis, y atacó sucesivamente hasta a tres barcos españoles que, de no ser por la osadía de Nelson, habrían logrado huir sin sufrir daños. Dos de ellos fueron capturados.

Fue una importante victoria, pero basada en la desobediencia; si su iniciativa hubiera fracasado, podía haber terminados en el cadalso. Por si acaso, no esperó a que otros contaran la batalla. Para controlar totalmente su versión de los hechos, y asegurarse que el aspecto épico tapaba el aspecto de su desobediencia, Nelson redactó su propia versión, que pidió que fuera supervisada por un experto escritor, y que se distribuyó a través de varios agentes a toda la prensa inglesa.

Para cuando llegó el informe oficial del Almirante, la prensa ya había encontrado a un héroe al que glorificar. El relato de Nelson se cuidaba incluso de dejar clara su magnanimidad, incluyendo el gesto que tuvo con un infante de marina español, único superviviente de su barco y que defendía en solitario su bandera frente a decenas de ingleses, al no haber recibido la orden de rendir la enseña. Nelson respetó el valor del español y pidió que lo envolvieran con la bandera para darle sepultura en el mar, pero el soldado se había salvado por poco y fue trasladado a tierra donde se recuperó de sus heridas. Acabaría muriendo en otra batalla posterior; pero no mandó su historia a los periódicos.

Nelson, hábil en su relato de los hechos, unió también su gesto de honrar la bandera caída para apropiarse, en cierta manera, del heroico gesto del español. Un toque adicional a la imagen de caballero que tan afanosamente construía.

5. Reconoce y aprende de tus errores (aunque sean los de tu equipo)

Menos de un año después de su gran triunfo en San Vicente, cuando ya era contraalmirante, Nelson rozó el ridículo. Aunque era muy hábil en las maniobras de ataque, había descuidado su capacidad de equipo en términos de navegación pura. Por eso estuvo a punto de perder a su escuadra en medio de una tormenta tras ser desarbolado en el Mediterráneo. Una serie de decisiones erroneas por su parte, y muchas lagunas en su elección del equipo (como líder en batalla tendía a elegir siempre a hombres osados, pero estos con frecuencia tenían peores dotes marineras) estuvieron a punto de llevarse a pique a su escuadra, su carrera y su reputación.

Su reacción fue rápida, y su primer y urgente paso fue reconocer por escrito a sus superiores que su exceso de vanidad le había llevado a descuidar su técnica como navegante. A partir de esa fecha, se esforzó en reforzar sus conocimientos y concentración en los aspectos más técnicos de su profesión, y obligó a hacer lo mismo a todos los miembros de su equipo de confianza. Supo darse cuenta de que su ambición anterior le había llevado a relegar a un segundo plano algo esencial.

Entendió que, además de cañonear eficazmente y con osadía al enemigo, había que saber llevar los cañones y la tripulación hasta él.

6. Enlaza nuevos éxitos con éxitos anteriores… y trabaja el multimedia

Su combinación de capacidad naval y arrojo militar trajeron pronto a Nelson nuevos éxitos, que siempre lograba contar en primera persona y de forma más rápida que el Almirantazgo.Poco a poco, esta habilidad fue evolucionando hasta convertirse en un sofisticado sistema de comunicación donde utilizaba música, las imágenes y hasta lo que hoy conoceríamos como «merchandising».

Tras su éxito en el Nilo, en el que destruyó a toda una flota francesa triunfante hasta la víspera, su amigo el compositor Joseph Haydn le dedicó una obra. Comenzó a acompañar sus informaciones sobre las batallas con detallados planos, explicaciones e incluso recopilaciones de anécdotas, chistes y frases ingeniosas atribuidas a sí mismo.

Nelson permitió, además, que se creara toda una industria de material domestico -platos, cucharas, jarrones, cuadros,…- dedicada a la conmemoración del éxito. Una verdadera gama de «merchandising» basada en el almirante.  No ganó una libra con ello, pero en todo salón inglés había una imagen de sus victorias, y sus admiradores incluían ahora a los industriales agradecidos por poder poder vender y ganar dinero estos materiales.

Establecido este marco de comunicación, los triunfos y victorias que siguieron fueron puntual y ricamente relatados a un público inglés ya entregado de antemano a su héroe.

7. Un amor de novela… y una ambiciosa dama que conoce a un ambicioso caballero

El Amante del Volcán, la historia de amor de Nelson y Lady HamiltonEl interés del público por la vida de los ricos y famosos no es cosa de hoy; en aquellos tiempos, a falta de revistas de papel couché o programas del corazón, el pueblo se nutría de las noticias de los caricaturistas, que no tardaron en explayarse con el gran amor que le profesó al ya cuarentón Nelson ni más ni menos que Lady Hamilton.

¿Quién era Lady Hamilton? Por un lado, la esposa del diplomático Sir William Hamilton, pero por otro (y ante todo) la mujer más famosa de Inglaterra, con importantes conexiones con el mundo del arte y la realeza y apasionada de todo lo mediterráneo (su marido era embajador en Londres).

Todo un mérito considerando que su padre había sido herrero; pero Emma Lady Hamilton logró ascender la escala social tanto gracias a sus relaciones con amantes poderosos como a sus indudables dotes artísticas: modelo para grandes pintores, bailarina y generadora de corrientes y tendencias. Belleza, éxito y negocios que se dan la mano ¿Nos suena?

Si queréis saber más sobre la historia, no olvidéis incluir entre vuestras lecturas de este verano la novela dedicada a ella El amante del volcán, de Susan Sontag.

8. Controla los daños a tu reputación… aunque te cuesten un brazo.

Allí donde Nelson fracasó, siempre evitó dar demasiados detalles de sus derrotas. Por ejemplo, al intentar tomar las Islas Canarias tuvo que asumir un duro castigo: perdió un brazo durante la batalla. Para compensar este fracaso, puso todo su esfuerzo en demostrar que la perdida de un brazo estaba muy lejos de convertirle en un inútil: tuvo que aprender a utilizar la otra mano y su primera carta escrita con la mano izquierda, tan solo dos días después de la perdida de su brazo, comienza diciendo al almirante Jarvis: «Me he convertido en una carga para mis amigos e inservible para mi país… ahora muero para el Mundo y no volveré a ser visto“. En realidad, la carta es un ejemplo histórico de falsa modestia, ya que a pesar de un principio tan desmoralizador, en los párrafos siguientes abunda en instrucciones e indicaciones para mantener el mando. Una vez más, Nelson estaba trabajando en su imagen, y en su preocupación por la fama. rtículo relacionado: 10 consejos para recuperarse de una crisis de reputación]

9. El triunfo de Trafalgar: morir bien es comunicar bien.

Tan solo un año después, en 1805, el icono de la lucha inglesa terminaría de cimentar su leyenda, obteniendo a un mismo tiempo su mayor victoria y su última derrota. La batalla de Trafalgar supuso un triunfo aplastante sobre la flota combinada Hispano-Francesa, pero Nelson encontró la muerte durante la misma. Difícil imaginar un adiós más heroico para una persona que tanto controló cada uno de los aspectos de su dimensión pública.

10. Alguien toma el relevo.

Son muchos los casos en los que una figura alcanza su mayor relieve cuando es «adoptada» por la sociedad que le siguió cuando estaba en vida. En este caso Inglaterra adoptó a Nelson como el icono de la guerra aun en marcha, y las ceremonias por su muerte solo han sido igualadas por las de algunos monarcas muy queridos o, más recientemente, por la de Diana de Gales. Pero todo este teatro fúnebre además sirvió para que un gobierno que aún tardaría mucho tiempo en derrotar a Napoleón, lograra apropiarse ya de la figura y el personaje que el propio Nelson había logrado construir, por sus propios medios.

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Víctor Sánchez del Real
Creador de Elocuent. Llevo décadas ayudando en comunicación y marca a personas, emprendedores y PYMES (a las grandes cojo el teléfono solo si son simpáticas). Durante dos legislaturas fui Diputado en el Congreso. Si quieres convertirte en un gran comunicador navega ahora mismo por Elocuent o escucha nuestro podcast. Comunicador(Prensa, Radio y TV), profesional de la Publicidad y 20 años en Consultoría de Comunicación y Reputación, fundando y liderando el que ha sido uno de los mayores grupos españoles(ImageGroup). Me han escuchado (a veces hasta hecho caso) grandes marcas y directivos - Nokia, Motorola, Telefónica, Cisco, Warner, ICEX,Diageo, BBVA, L'Oreal, BlackBerry, Imaginarium, Ferrari, Acciona,... - también políticos, emprendedores, empresarios y personalidades públicas. A todos les conoces, en parte por mi culpa. Si no les conoces, también es culpa mía. Experiencia en escuelas de negocio -IESE, ICADE, IE, ENME,Escuela Europea de Negocios,Master Real Madrid, IIR, ADEN... - Universidades como IE University, Complutense.