Películas como 300 o su reciente secuela han puesto de relieve la cultura guerrera de los espartanos. Pero más allá del grito de «Ahú-ahú-ahú» y de los abdominales de cine, y pese a que está presente en varias escenas de la película, al público le ha podido pasar desapercibido que una de las mejores armas del espartano, más allá de su espada, su lanza y su coraje, era la oratoria. Su arma secreta era su voz.

La agogé: aprender poesia, bailar y…hablar

Aunque eran conocidos por su excelente preparación militar, el sistema de educación espartana (llamado agogé o conducta), incluía elementos culturales en medio de un sometimiento físico basado en la violencia. Estos elementos, sorprendentemente para muchos -entre ellos el resto de los griegos de la época- comprendían también aspectos como el baile o el canto. Y esto era así porque el procedimiento educativo, aunque fuera antes que nada una escuela militar de élite, no descuidaba ninguno de los saberes clásicos.

Frente al heroísmo que había servido como guía de toda la cultura griega anterior (el héroe individual e individualista como los Aquiles, Héctor o Ulises en Troya), los espartanos aplicaron la entrega al grupo, en todos los ámbitos excepto en uno: la capacidad de levantar la voz y decir algo ingenioso.

El laconismo: comunicación miniaturizada

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Los espartanos inventaron una comunicación minimalista, pero enormemente efectiva.

Uno de los elementos más curiosos de la educación de un espartano era la retórica espartana o Lacónica (que proviene del nombre de la región de Esparta, Laconia o Lacedemonia).

Grecia consideraba la oratoria como la forma de expresión necesaria para un ciudadano en su Polis, en su entorno social. En Atenas, Tebas y otras ciudades, esta se manifestaba en forma de largos discursos y argumentos. Frente a ello, los Espartanos decidieron adoptar su propio sistema, menos pomposo que el del resto de Grecia: el laconismo.

Los jóvenes eran educados en el arte de ser capaces de expresarse de forma breve, concisa, sólida…e irónica. Es curioso que el elemento «ser gracioso» fuera una pieza básica de este sistema. Al parecer existía un ejercicio consistente en sentarse ante un adulto o maestro que provocaba al joven. Este debía argumentar con velocidad y, si lograba hacer reír con su provocación o respuesta al maestro, evitaba el castigo. Si no lograba responder de forma breve e ingeniosa a las provocaciones del maestro recibía un castigo físico. Este ejercicio está recogido en muchas representaciones como la imagen de una vasija espartana que ilustra este artículo, en la que, a diferencia de otras vasijas griegas donde el alumno está sometido al maestro, el jóven gesticula y dialoga de tú a  tú con él.

Ingenio, agudeza, gracia. Una forma de estilo retórico. Una forma de reírse de la muerte, del riesgo… Una forma de ser. La impresión en medio de una batalla, ante un enemigo o persona poderosa de otra Polis, al escuchar al espartano de la última fila levantar la voz sin miedo, y decir la frase más certera en el momento adecuado, que además se cerraba con las risas de los hombres a su alrededor.

La eficacia como arma de un chiste de guerra

«Si uno quiere charlar con el más vulgar de los lacedemonios, encontrará que en muchos temas en la conversación parece algo tonto, pero luego, en cualquier punto de la charla, dispara una palabra digna de atención, breve y condensada, como un terrible arquero, de modo que su interlocutor no parece más que un niño«  Sócrates, citado por Platón en Protágoras.

Mientras que otros ejércitos recurrían exclusivamente a los gritos guturales, los espartanos celebraban y animaban a sus guerreros (no solo generales, sino también a la tropa) a levantar la voz en la batalla siempre que se hiciera de forma inteligente, esto es, que resultara mordaz e hiriente para el enemigo.

En el resto de Grecia muchos pensaban que los espartanos eran unos excelentes guerreros, pero les despreciaban por parecer simplones y sin educación. Pero una de las muchas armas secretas de los espartanos era, precisamente, aparentar ser mucho más «brutos» de lo que en realidad eran.

El sistema educativo generalista antes comentado se mantenía en secreto a cualquier visitante, o solo se le mostraban los aspectos más físicos del mismo. Así conservaban el secreto de la elevada cultura inculcada en cada uno de sus guerreros, y el visitante se llevaba sólo una imagen de brutalidad arrolladora.

Pero en el campo de batalla de repente, aparecía la flecha más mordaz: la frase breve y adecuada que un simple soldado o el general lanzaban sin miedo.

Solo así han podido llegar a nuestros días las frases (que por cierto sí están en el cine) de «Mejor, lucharemos a la sombra», pronunciada por un tal Dienekes, que de esta forma dejó su nombre para la historia y hasta ha tenido «su línea» en Hollywood

Las «batallitas» bien contadas

El hecho de que las siguientes generaciones de espartanos se educaran escuchando los relatos de las batallas, que contenían como plato fuerte este tipo de anécdotas, supuso su transferencia generación a generación… Hasta nuestros días.

Los espartanos desarrollaron una forma de contar sus historias (una narrativa o storytelling) muy peculiar. En lugar de optar por la poesía pura, desarrollaban historias que, ademas de incluir los detalles técnicos de una batalla (origen político del conflicto, disposición de tropas, geografía, uso de las armas, tácticas…) también eran enormemente entretenidas, tanto por su carácter ejemplificante y heróico (resaltando siempre el espíritu de grupo), como por contener los chistes y referencias a las frases lacónicas. El joven espartano se imaginaba a sí mismo en esa gran batalla de la que conocía todos los detalles, pensando en la frase que él hubiera dicho de haber estado allí.

Además existía una cierta competencia en ser los creadores del mejor resumen de la última batalla. Ser elegido para resumir un suceso, o para relatar de forma motivadora una de estas historias, era uno de los mayores honores para un espartano. Un ejemplo de ello lo vemos en la película 300, cuando Leónidas elige a su mejor guerrero para ir a contar su historia.

Cantad, cantad malditos

Además de las historias contadas o explicadas por los maestros, los elementos educativos tenían como vehículo otro formato práctico: el canto. Los espartanos eran educados en él, y las canciones servían para un doble propósito. Por un lado contenían el resumen de las enseñanzas guerreras (chistes incluidos) pero eran también una forma de comunicación hacia el enemigo.

Cuando un ejército enemigo veía llegar a los espartanos con sus solemnes cánticos perfectamente rítmicos y entonados, se generaba un impresionante efecto de imagen: llegan unos profesionales.

Pero además, ese ejercito que avanzaba rítmicamente, cantando con gran calidad de entonación, estaba repasando en cada canción las instrucciones detalladas de lo que debía hacer cada uno en el combate inmediato. Todo un ejemplo de practicidad y propaganda en un mismo acto. Dos efectos por el precio de uno.

Las grandes frases lacónicas

Muchas de estas muestras de laconismo han llegado a nosotros y siguen siendo efectivas: serían tuits perfectos.

Molon Labe o «venid a por ellas». Cuando el rey Xerxes exigió a los espartanos en las Termópilas la entrega de sus armas, el propio Leonidas dijo «venid a por ellas».

Lucharemos a la sombra. Según cuenta Herodoto, en medio de la propia batalla de las Termópilas, cuando al joven espartano Diekenes le informaron de la cantidad de flechas que tenía el enemigo, tantas «que podían tapar el sol», contestó «mejor, lucharemos a la sombra».

Cásate con un buen hombre. Cuando a la partida de la tropa de Leónidas a las Termópilas, la reina Gorgo le pidió al rey instrucciones para su ausencia, la respuesta de este fue «cásate con un buen hombre y ten buenos hijos». Tambien era tradicional la frase de las mujeres espartanas de «vuelve con él o sobre él», al entregar el Hoplos o escudo.

Depende del resultado. Polycratidas fue un embajador de los espartanos ante los persas. Cuando a su llegada a la corte fue preguntado si su visita era oficial o personal, contestó » si triunfo es pública, si fracaso es privada».

No en vano el presentar de forma lacónica grandes hechos se ha convertido en una forma especial de comunicación que han empleado desde César («veni, vidi, vinci»), Napoleón, o en el ámbito político más reciente, Obama («yes we can» que fue antes una frase de discurso que un slogan en posters y camisetas).

¿Usar el laconismo hoy? Conviértete en un orador espartano

Emplear esta comunicación minimalista puede ser una opción interesante para tu comunicación personal.

1. En redes sociales estás obligado . Muchas como Twitter o los comentarios de fotos de Pinterest, o Instagram están limitados en extensión por diseño. Así que nos estamos volviendo lacónicos en 140 caracteres. Una de las primeras críticas a Twitter fue que con esa longitud era difícil expresar temas importantes. La realidad y la práctica están demostrando lo contrario.

2. La brevedad comunica más. Una frase breve y contundente dice lo que dice, pero no está vacía de contenido si se elige con inteligencia. Resumir algo en una frase no supone menos trabajo; al contrario, requiere un enorme esfuerzo de síntesis para lograr expresar lo que queremos «en titulares». Es un ejercicio de compresión que facilita la comprensión, pero que no pierde el contenido.

3. El humor te hace más fuerte. Ser capaz de añadir humor, incluso sobre uno mismo, a cualquier circunstancia, es una enorme muestra de fortaleza. Quien sabe reír y reírse es más fuerte. Y tiene un efecto psicológico beneficioso ante temas complicados o críticos, ya que nuestro cerebro, una vez comentamos el tema con humor, nos da una distancia que permite analizarlo con más frialdad. Hacer un chiste de algo es diseccionarlo en sus componentes esenciales y entender muy bien cómo funciona. Un primer paso para resolverlo. Y si uno se ríe de si mismo en público refuerza su autoridad ante terceros que no sean capaces de ese ejercicio de valentía.

4. Reservar el lucimiento para momentos concretos. Una estrategia inteligente puede ser hacer como los espartanos y no alzar nuestra voz en todas las ocasiones, sino reservarnos para decir la frase adecuada en el momento adecuado. Incluso si eres un comunicador personal activo, con permanentes presencias en forma de blog o en redes sociales, puedes de vez en cuando recurrir a esta práctica de emplear una comunicación minimalista. Por ejemplo, cuando tengas un debate con una persona de cierta responsabilidad, o estés ante un tema enormemente complejo o relevante. Reserva tu munición de frases lacónicas para el momento oportuno.

5. El laconismo requiere práctica y actitud mental. En una situación crítica o compleja, ser capaz de simplificar lo que quieres decir en una frase no es sencillo. Las barreras emocionales, e incluso de nuestra educación, parecen empujarnos a decir demasiado de un tema complejo en la creencia de que es lo necesario. Sintetizar requiere esfuerzo. Además, añadir una capa de humor a la de síntesis es un reto adicional. Solo practicándolo a menudo se logra alcanzar el éxito. Igual que solo se aprende a cantar cantando, o a contar chistes contándolos, a ser comunicador solo se aprende…comunicando.

6. El tiempo escasea desde la «última fila». En la vida real, en las ocasiones en las que tengamos que intervenir, se darán muchos casos de hacerlo desde la «última fila»: poco tiempo y poca oportunidad de impacto. Ocurre cuando estamos en reuniones muy amplias, o en los turnos de preguntas o en redes sociales donse se interactúa con figuras influyentes que acaparan casi todo el debate. En esos momentos puede ser el momento de acordarse de Esparta, perder el miedo y prepararse bien para lanzar una frase lacónica, enormemente efectiva que haga pensar y reír a nuestra audiencia.

Y tú, ¿necesitas aprender a alzar tu voz, cuidar el mensaje o mejorar tu capacidad de persuasión? En Elocuent te ayudamos a encontrar tu mejor y verdadera voz diseñando tu proyecto a medida según tus necesidades. Conoce todos nuestros servicios pinchando aquí. Puedes escribirnos a info@elocuent.com o llamar al 916307552.

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Víctor Sánchez del Real
Creador de Elocuent. Llevo décadas ayudando en comunicación y marca a personas, emprendedores y PYMES (a las grandes cojo el teléfono solo si son simpáticas). Durante dos legislaturas fui Diputado en el Congreso. Si quieres convertirte en un gran comunicador navega ahora mismo por Elocuent o escucha nuestro podcast. Comunicador(Prensa, Radio y TV), profesional de la Publicidad y 20 años en Consultoría de Comunicación y Reputación, fundando y liderando el que ha sido uno de los mayores grupos españoles(ImageGroup). Me han escuchado (a veces hasta hecho caso) grandes marcas y directivos - Nokia, Motorola, Telefónica, Cisco, Warner, ICEX,Diageo, BBVA, L'Oreal, BlackBerry, Imaginarium, Ferrari, Acciona,... - también políticos, emprendedores, empresarios y personalidades públicas. A todos les conoces, en parte por mi culpa. Si no les conoces, también es culpa mía. Experiencia en escuelas de negocio -IESE, ICADE, IE, ENME,Escuela Europea de Negocios,Master Real Madrid, IIR, ADEN... - Universidades como IE University, Complutense.