Estos días ha saltado a los medios la noticia: “Un grupo de presos vence al equipo de debate de Harvard”. Gracias a la oratoria, la capacidad de comunicar, un grupo de presos ha logrado batir al equipo de los mejores oradores, de la mejor universidad del mundo.
Para hacernos idea de la hazaña – que seguro acaba en película de Hollywood algún día – no olvidemos que los jóvenes que forman parte del equipo de debate de Harvard tienen una formación y una experiencia en oratoria extraordinaria. No en vano llevan desde la infancia siendo entrenados en estas técnicas al haber pertenecido antes a equipos de debate en secundaria y tienen una base de formación enorme para haber podido entrar en una de las universidades más reputadas del planeta.
En una competición de oratoria entre presos y el selecto equipo de debate de Harvard, se pudieron demostrar varias cosas:
- Comunicar es posible para cualquiera con un poco de concentración y el acceso a las técnicas.
- El inicio de la mejor comunicación tiene mucho más que ver con el estado mental del emisor, el portavoz u orador, y la seguridad en si mismo, que con lo externo. Como ha señalado al Wall Street Journal uno de los presos “Nos han hecho creer en nosotros mismos”.
- Trabajo y disciplina pueden convertir a cualquiera en un buen orador. O como declaró uno de los presos, condenado por asesinato, “no estábamos dotados para hablar bien, pero trabajamos muy duro“.
La diferencia que un mínimo y sencillo entrenamiento puede aportar para mejorar la comunicación, y por tanto la imagen pública, es impresionante. Los que tenemos la fortuna de haber participado en la formación de oradores – muchos estudiantes, empresarios, directivos, emprendedores o líderes públicos – sabemos que este cambio “mágico” se puede conseguir con pocas horas de formación. A veces con un pequeño paso de “coaching” personalizado, hemos visto pasar del miedo escénico a la efectividad.
En realidad empezar a comunicar es un cambio interno muy sencillo. Entender que el conocimiento (lo que tenían en este caso los estudiantes de Harvard) si no se cuenta bien (lo que lograron aprender a hacer los presos de la cárcel) no logra el resultado de comunicar (lo que sí logra Huracán Carter).
Comunicar es algo que se puede aprender, pero que hay que trabajar cada vez, cada ocasión. En cada paso que damos. Como señala la Bard Prison Initiative, que es la organización que permite a los presos alcanzar un título universitario y promovió este debate ante Harvard “se han tomado muy en serio el mejorar”. Un debate que ha sorprendido a todos por su repercusión en medios y redes sociales el último mes. Pero que no es más que el poder de la comunicación personal. Una comunicación de la que sin duda los derrotados estudiantes de Harvard han sacado su lectura. Estoy convencido de que ahora trabajarán aún más para ser mejores comunicadores en una universidad que lanza al mundo líderes con cada promoción que se gradúa. De hecho su reacción pública dice mucho de esta capacidad de aprendizaje “Ante pocos equipos pudiéramos estar más orgullosos de perder un debate….”
Tú también puedes convertirte en un gran comunicador con ayuda de un profesional, dedicación y esfuerzo. Aquí tienes tres razones por las que es bueno contratar a un entrenador de comunicación y presentaciones.
Porque como ya sabemos los que nos dedicamos a la comunicación, o los que ya la aplican en su vida, las palabras son una forma distinta de poder que sirve en Harvard o en la cárcel. ¿Estás ya empleando ese poder?
Esperamos que te haya gustado " Ni Harvard ni la cárcel: la diferencia es la comunicación ".
Ahora te toca a ti :
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