La Épica Batalla de Waterloo de la Imagen: Napoleón contra dibujantes ingleses y guerrilleros españoles ¿Era realmente bajo Napoleón? ¿O es un triunfo de una propaganda implacable de dos naciones, cada una a su manera?
Hecho : Napoleón Bonaparte medía alrededor de 1,68 metros de altura.
Hecho: La estatura media en Francia a finales del siglo XVIII era de alrededor de 1,67 metros para los hombres y 1,57 metros para las mujeres.
Por tanto los hechos demuestran que Napoleón Bonaparte era una persona de altura ligeramente por encima de la media. Y con un ejército detrás.
Sin embargo, la percepción de la realidad puede ser cambiada con herramientas como la propaganda. La propaganda escoge una característica y la explota hasta la extenuación. Y la mejor forma de propaganda, suele ser la acción.
¿Podría la «baja estatura de Napoleón» tratarse de un error de medida?
En aquella época, las pulgadas tenían diferentes medidas en distintos lugares. Por lo tanto, la descripción de la altura de Napoleón, con el mismo número de pulgadas, hubiera tenido un sentido diferente para un francés y para un inglés, cuya pulgada era más pequeña. Un hombre de 5 pies y 2 pulgadas francesas era considerado normal, mientras que un hombre de 5 pies y 2 pulgadas inglesas era considerado bajo de estatura.
Pero esto, que podría ser un mero error, fue aprovechado por la propaganda de otros países.
Y si hay una nación que ha sabido emplear la propaganda a su favor y en contra de sus rivales, esa ha sido Inglaterra. Sus héroes bajitos son gigantes, aunque pierdan. Pero hay otra nación que prima la creatividad y los hechos, y esa es España. Veamos cómo jugaron unidas sin coordinarse para lograr un mismo efecto: hacer pequeño a Napoleón.
La caricatura inglesa: Cómo dibujar pequeño a un emperador
James Gillray, caricaturista británico del siglo XVIII, destacó por su habilidad para utilizar el arte como una poderosa forma de propaganda política. Sus caricaturas satíricas se centraron en gran medida en ridiculizar y denigrar a Napoleón Bonaparte, convirtiéndose en una eficaz herramienta de propaganda en la lucha contra el líder francés.
Gillray retrataba a Napoleón de manera exagerada, representándolo como un dictador tiránico y egocéntrico. Sus caricaturas se burlaban de su altura, enfatizando su baja estatura y presentándolo como un hombre diminuto y débil. Estas representaciones visuales influyeron en la percepción pública de Napoleón, debilitando su imagen de líder poderoso y amenazador.
Además, Gillray utilizaba elementos simbólicos para transmitir mensajes políticos. Por ejemplo, representaba a Napoleón rodeado de figuras corruptas y ambiciosas, insinuando su despotismo y falta de escrúpulos. También caricaturizaba sus fracasos militares y políticos, ridiculizándolo como un gobernante inepto y arrogante. Y por supuesto, lo ponía en contraste con otras figuras de la época representadas como muy altas y espigadas.
Las caricaturas de Gillray tuvieron un impacto significativo en la opinión pública británica y europea. Sus obras se difundían ampliamente, incluso siendo traducidas y reproducidas sin permiso en otros países, llegando a un público masivo que se divertía con las críticas mordaces hacia Napoleón. Estas imágenes reforzaron la narrativa antinapoleónica en todo el continente, no solo las islas, y contribuyeron a socavar la imagen del líder francés en todo el mundo. El arte de James Gillray fue una herramienta eficaz de propaganda contra Napoleón. Sus caricaturas satíricas ridiculizaron al líder francés, debilitando su imagen y fortaleciendo la narrativa antinapoleónica. Gillray demostró cómo el arte puede ser utilizado como una poderosa herramienta política para influir en la opinión pública y moldear la percepción de un líder histórico.
Estas caricaturas exageraban rasgos físicos de Napoleón, como su baja estatura, para presentarlo como un líder débil y egocéntrico. También se burlaban de sus fracasos militares y políticos, debilitando así su imagen de líder poderoso y amenazador.
Las caricaturas satíricas inglesas, que en la época eran la principal forma de comunicación libre den Inglaterra, como describe el libro Uproar!, encabezadas por artistas como James Gillray, buscaban ridiculizar y denigrar a todo tipo de personales, como en el caso de Napoleón, a través del humor y la sátira. Estas caricaturas tuvieron un impacto significativo en la opinión pública británica y europea, socavando la imagen de Napoleón y fortaleciendo la narrativa anti-napoleónica.
La guerrilla española: cómo hacer pequeño a Napoleón y grande a un pueblo
Pero no solo con el humor, también la acción directa y la creación de una narrativa épica en España lograron impactar en la imagen y percepción de la figura de Napoleón.
Los guerrilleros españoles anti napoleónicos eran grupos de resistencia popular que se formaron en España durante la ocupación napoleónica en la Guerra de la Independencia Española. Estos guerrilleros, no integrados en ejércitos regulares, llevaban a cabo acciones de sabotaje y ataques sorpresa contra las fuerzas francesas, utilizando tácticas de guerrilla para socavar el control de Napoleón sobre el territorio español. Su objetivo era expulsar a las fuerzas de ocupación y restaurar la independencia de España. A diferencia de las caricaturas satíricas, su resistencia se centraba en la lucha armada y la defensa de la soberanía nacional, además de construir un relato nacional a través de historias y ejemplos. En lugar de una sola figura épica de un gran general, como contraste ante Napoleón, el genio español creó las figuras de guerrilleros heroicos «del pueblo» contra el invasor, a quienes se les asignaban todos los elementos representativos e ideales de la lucha por la libertad. Aunque en la guerra se dieron grandes batallas convencionales en la península, el mito del guerrillero español frente al gran ejército napoleónico contribuyó enormemente a debilitar la imagen de Napoleón y sus grandes fuerzas convencionales. Napoleón y su ejército se hicieron pequeños en el plano bélico. Las acciones de la Guerrilla Española llevaron a que, simbólicamente, Napoleón tuviera que bajarse del caballo y luchar en una pequeña plaza contra un español con navaja y manta enrollada en una mano.
Unos demostraron que se podía hacer gracia con Napoleón, y otros que se podía vencer a Bonaparte.
Ambas formas de hacer la guerra no convencional, con un importante efecto de comunicación y aunque diferentes en su enfoque y método, contribuyeron a debilitar simultáneamente la imagen y el poder de Napoleón. Mientras que las caricaturas satíricas se enfocaron en socavar su imagen y liderazgo a través del humor, los guerrilleros españoles y su imagen de guerra en cualquier lugar buscaron debilitar su control militar mediante la acción directa de forma creativa. Por eso su nombre «guerrilla» o guerra pequeña se ha adoptado en casi todos los idiomas. Ambas estrategias creativas tuvieron un impacto significativo en la percepción pública de Napoleón y contribuyeron a su declive y eventual derrota.
¿Y qué hizo Napoleón?: C’est la guerre!
Pues lo más probable, y lo que haríamos cualquiera de nosotros, enfadarse.
Y como buen alumno de la École Militaire se puso a trabajar. Ordenando y ordenando. Lo primero dando ordenes para pasar al contraataque. Y lo segundo, ordenando muy bien su propia imagen, con un método y sistematización notables.
Durante los albores de la era napoleónica, hubo un grupo de artistas y diestros caricaturistas en Francia que dedicaron sus trazos a exaltar al famoso corso. Sus obras, ¡Oh la la!, buscaban embellecer la imagen de Napoleón, presentándolo como un líder valiente, visionario y patriota de cuna. Sin embargo, a diferencia de los afamados James Gillray y su grupo de caricaturistas británicos, estas sátiras pro-Napoleón no lograron alcanzar la misma gloria internacional. No en vano Napoleón se había ganado la enemistad de varias naciones, empezando por España que le dió en Bailén su primer gran varapalo bélico. Sin embargo los caricaturistas españoles, que los hubo, no tuvieron la misma difusión internacional.
Napoleón utilizó una amplia variedad de herramientas de propaganda para promover su imagen y aumentar su poder. Con una clave común: una estructura y unidad de mando muy militares.
Algunas de las técnicas más comunes que empleó fueron:
- Retratos y estatuas: Se crearon numerosos retratos y estatuas de Napoleón, mostrándolo como un líder poderoso y carismático. Estas representaciones se difundieron ampliamente y se colocaron en lugares públicos para que todos las vieran. Al estilo de los emperadores romanos, que solo permitían una reproducción identica de su apariencia en todo el territorio, Napoleón provocó la existencia de un limitado número de reproducciones que eran siempre copias de otras. Y reservó a los mejores artistas para sus grandes retratos. Por ejemplo Jaques-Louis David.
Un caso muy significativo: Napoleón cruzó los Alpes a lomos de una mula. Sin embargo el cuadro de David está, digamos, un poquito mejorado. No en vano Napoleón le pidiómpeeonalmente que le representara montado sobre un fogoso caballo
(Calme sur un cheval fougueux), que por cierto es de menor tamaño de lo habitual para reforzar el mayo tamaño relativo de Bonaparte. Bien jugado.
- Medallas y monedas: Se acuñaron medallas y monedas oficiales con la imagen de Napoleón, destacando sus victorias militares y logros como gobernante.
- Prensa controlada: Napoleón ejerció un fuerte control sobre la prensa, tanto en Francia como en los territorios ocupados. Se establecieron periódicos y revistas afines al régimen que difundían noticias favorables a Napoleón y glorificaban sus acciones.
- Nuevos símbolos patrióticos: Napoleón utilizó símbolos patrióticos vinculados a su nombre e imagen para unificar y fortalecer el sentimiento nacionalista francés. Se crearon nuevos diseños basados en los ya heredados de la Revolución y se adoptó una simbología imperial basada en el águila y en la letra N.
Estas son solo algunas de las estrategias de propaganda “á la militaire” que Napoleón utilizó para promover su imagen y consolidar su poder.
Frente al humor, frente a la creatividad en el campo de batalla y frente a la narrativa popular, Napoleón usó lo formal. Fue una lucha desigual en la que Napoleón también resultó derrotado. Esto se debe a que Napoleón se centró en el personaje, mientras que españoles e ingleses se centraron en un pueblo al que le brindaban ilusión, esperanza y valentía.
Como los guerrilleros españoles le demostraron, no solo los grandes batallones y cuerpos de ejército en perfecto orden de marcha sirven para ganar una guerra. En comunicación, sonreír, cantar y hacer reír suele ganar la batalla, incluso contra el mayor de los enemigos.
Porque pese a todo, y gracias a dibujos de un inglés y el ejemplo de la guerrilla española, Napoleón siempre será “bajito”.
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SuscríbeteEsperamos que te haya gustado " El verdadero Waterloo de propaganda: la talla de Napoleón derrotada por un inglés y unos guerrilleros españoles ".
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