Me avisa mi amigo Vicente Fernández de Bobadilla que se ha presentado el libro ‘La juventud de Cervantes. Una vida en construcción’ escrito por el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid José Manuel Lucía Mejías. Un nuevo libro que ahonda en la juventud de Cervantes y que arroja luz sobre la construcción del personaje, ahora mítico, y me comenta que este podría ser un buen caso para analizar en Elocuent. Y sin duda Vicente da en el clavo. Ya en su día citamos en Elocuent la frase de Cervantes: “Una onza de buena fama, vale más que una libra de perlas”.
Veamos ahora cómo se construyó esta fama.
Son muy conocidos los esfuerzos de diversos personajes por construir una narrativa profesional que les ayudara a conseguir más reputación, fama o a mitigar problemas de imagen pública. En Inglaterra los casos de Shakespeare o de Nelson (del que ya tratamos en Elocuent:Las diez claves de la fama de Nelson ) son muy debatidos y conocidos.
Pero aquí parece que estamos ante una de las primeras reflexiones y datos sobre cómo se construyó en vida la imagen de Cervantes por el propio escritor y, a posteriori, con otros intereses, se le elevó a la categoría de mito. Un poco de Quijote, pero también mucho de Sancho. Y sin duda un caso interesante de construcción de marca personal.
Miguel: Un joven profesional en busca activa de empleo
Como se dice en el propio libro “la Juventud de Cervantes”, primer tomo de la biografía de Miguel de Cervantes subtitulado “Una vida en construcción”, el libro se acerca a los primeros 33 años de su vida: “Porque precisamente en estos años, como muchos de los jóvenes de su época, Cervantes estaba buscando su espacio en la vida, primero intentando ser secretario de alguna familia nobiliaria en Madrid, después como soldado en los tercios italianos, siendo sus cinco años de cautiverio de Argel una especie de eje que le cambiará la vida”.
Como se puso de relieve en la presentación del libro (gracias de nuevo a nuestro amigo Vicente que nos ha dado el soplo desde el evento) la construcción de la imagen de Héroe de Lepanto o Mártir en Argel es discutible.
Las buenas compañías: relacionarse incluso en medio de la adversidad
Al parecer durante su prisión en Argel el joven Cervantes debió desarrollar buenas relaciones no solo con sus captores, sino también con otros presos “importantes”, llegando a ser una especie de mediador para conseguir su fuga o liberación. Y en medio de una situación de crisis logró de alguna manera convertirse en una persona relevante para presos y captores.
Uno de los puntos controvertidos de esta etapa de su vida, tal y como publica en un artículo el diario La Razón, es que por Cervantes se pidieran 500 escudos, en vez de los 300 que se reclamaban por gente de baja-media condición. Se le atribuyó condición de «hombre grave», principal. Y no sólo, como la tradición quiere, porque portara cartas de don Juan de Austria, sino porque el propio Cervantes, según el catedrático de la UCM, estaba interesado en que se le asociara a una nobleza o hidalguía de la que carecería. «Además, curiosamente sólo ayudó a escapar a gente principal, nobles o clérigos», añade.
Recuerda esto al caso de Julio Cesar que secuestrado por unos piratas- por cierto a la vuelta de un viaje para estudiar en la academia de Oratoria y Elocuencia de Molón de Rodas – y al enterarse del precio que pedían, ya elevado de 10 talentos a 20 por el desdén con el que les trataba, les exigió que pidieran por él 50 talentos en lugar de los 20 correspondientes a un noble romano de altísimo nivel (cuando en realidad era un joven sin ingresos exiliado por las deudas). Unos 50 millones de euros actuales aproximadamente que acabarían en manos del propio Cesar cuando volvió y acabó con los piratas. Pero esa es otra historia.
Escribe tu propia leyenda: La gran evasión
El Manco de Lepanto y la construcción del mito
En un país como la España del XVI la honra, la reputación o incluso la escala siguiente, la fama, eran la base para poder tener trabajo, ingresos y estar integrado y aceptado en la comunidad. Solo una excelente reputación o la fama permitían ascender en una sociedad que dependía de la herencia, pero que abría huecos a la meritocracia para personajes de valor.
En palabras del propio Cervantes “por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”.
El informe sobre Orán y sobre Cervantes incorpora también el detalle de su participación en Lepanto que luego describiría en el prólogo a la segunda parte de El Quijote: “Lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados“.
Sobre su participación en Lepanto y su herida también aprendemos ahora. El autor del nuevo libro señala que Cervantes era un infante de marina “novato” (pelón como se diría hoy en día en ese cuerpo que hereda la tradición de Lepanto). El autor Lucia Megías cree que la clave de que se hable tanto de aquel novato, que por cierto estaba enfermo con fiebres al inicio de la batalla, nace también en un informe o curriculum de Orán.
Cómo dice el propio informe en boca de uno de los testigos recabados por Cervantes «cuando se reconoció la armada del Turco, en la dicha batalla naval, el dicho Miguel de Cervantes estaba malo y con calentura, y el dicho capitán y otros muchos amigos suyos le dijeron que, pues estaba enfermo y con calentura, que estuviese quedo abajo en la cámara de la galera; y el dicho Miguel de Cervantes respondió que qué dirían de él, y que no hacía lo que debía, y que más quería morir peleando por Dios y por su rey, que no meterse so cubierta, y que con su salud… Y peleó como valiente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros soldados»
Fue con posterioridad cuando a esta descripción de su deseo de luchar se añadirían la historia de la visita del Almirante Don Juan de Austria al convaleciente o se aprovecharía la importancia de su presencia en Lepanto para animar a las tropas españolas en otras guerras contra tropas árabes, como en Marruecos en el S XIX y XX donde la figura de Cervantes se emplearía como ejemplo de lucha.
La fama final
Como se señaló ya hace un tiempo por Manuel Fernández alvarez, pese a sus esfuerzos durante toda su carrera, a Cervantes la fama le llegó sobre todo al final de su vida.
Y cuenta esta verdadera autoridad en la época cómo el propio Cervantes aprovecha el encuentro con un admirador que le asalta para reflexionar en su libro póstumo sobre la fama y cómo le afecta.
Cervantes, quitando importancia a su propia fama y siendo cercano, le contestó al propio admirador que le asaltó con abrazos y alabanzas en un camino – con el autor ya muy enfermo y próxima su muerte –“Yo, señor, soy Cervantes, pero no el regocijo de las musas, ni ninguna de las demás baratijas que ha dicho. Vuestra merced vuelva a cobrar su burra, y suba, y caminemos en buena conversación lo poco que nos falta del camino”
SuscríbeteEsperamos que te haya gustado " Cervantes y la fama ".
Ahora te toca a ti :
Comparte: No olvides compartir este contenido en tus redes sociales para que otros puedan beneficiarse.
Comunica: Si te interesa formarte o necesitas ayuda con tu comunicación personal en Elocuent podemos ayudarte. Ponte en contacto con nosotros por email:info@elocuent.com o en nuestras redes sociales.