Qué puedo aprender para mi comunicación personal del Día D y de “Ike” Eisenhower
El 6 de junio es el aniversario del Día D, cuando las tropas aliadas desembarcaron en las playas de Normandía. Una fecha clave en la historia moderna de la Humanidad, cuya responsabilidad de mando recayó sobre un hombre, Dwight D. “Ike” Eisenhower, del que podemos aprender mucho sobre capacidad de liderazgo, preparación y habilidad para la comunicación personal.
Concretamente estas cuatro son las principales enseñanzas en estos campos que nos dejó el militar y posterior presidente de Estados Unidos:
1. La comunicación es una de las tareas urgentes e importantes de cualquier líder
Imaginemos por un momento el despacho de Dwight Eisenhower en la víspera del Día D: mapas por todos lados, generales y ayudantes con problemas acosando al líder con preguntas que no admiten demora y pidiéndole decisiones de las que dependerán muchas vidas. Meses de preparación y de engaños al enemigo para asegurarse de que no sepa el momento ni el lugar de la gran invasión. Y un éxito inseguro, que dependerá de una perfecta organización y disciplina entre los equipos de distintas nacionalidades que trabajan juntos por primera vez.
En medio de todo este frenesí, el líder, Eisenhower, se toma un tiempo para preparar la estrategia de comunicación destinada a sus casi tres millones de soldados. Porque sabía que la motivación con que partieran al combate iba a ser un factor decisivo en el éxito de la mayor invasión de la historia. Unos párrafos más adelante vamos a ver dos ejemplos de ello, uno muy conocido, y el otro, no tanto.
Pero lo que interesa resaltar es que las técnicas para hacer las cosas en su debido orden de importancia tienen su origen en un invento del propio Ike: la Matriz o Caja de Eisenhower, que se ha utilizado desde entonces en todo el mundo como herramienta de clasificación para priorizar las tareas separando lo importante/no importante y lo urgente/no urgente.
Aunque el propio Eisenhower dijo en una ocasión que “Lo que es importante rara vez es urgente, y lo urgente pocas veces es importante”, pocas dudas cabían de que la comunicación a las tropas en la víspera del Día D reunía ambas condiciones.
2. Dirigirse a una gran masa de gente no impide el contacto cercano con cada persona
En el Día D, el general Eisenhower dirigía una masa cercana a tres millones de tropas. Sin embargo el tono de su carta para cada uno de ellos se centró en la intimidad. Un texto motivador, preciso y cercano, que se distribuyó a todos los soldados del Desembarco y cuyo texto puede leerse aquí: Eisenhower, Carta a las tropas que participaron en el Día D.
Otro ejemplo de esta misma época, aunque en un marco muy diferente, lo dio el presidente Roosevelt cuando tuvo que escribir a una madre que había perdido en la guerra a sus cinco hijos. En este caso, entendió que su cargo le obligaba a dirigirse personalmente a aquella mujer que había realizado el mayor sacrificio posible en aras de la libertad de su país. Roosevelt intercambió cartas con una madre que ha perdido a sus cinco hijos en combate.
Cuando se acerca un momento crucial, hay que ser capaz de preparar los aspectos de comunicación. Es un tema que ya hemos tocado otras veces en nuestros artículos, cuando hemos planteado si hubieras sido el Primer hombre en la luna: ¿qué hubieras dicho?, o cuando hemos analizado las primeras palabras del Papa Francisco antes de salir al balcón nada más ser «elegido» (Marca personal del Papa: los primeros minutos).
3. Piensa en lo que dirás si todo va bien… pero prepara también lo que dirás si todo va mal
Aunque la carta de Eisenhower a las tropas es bien conocida, menos gente sabe que, en la intimidad de la víspera del gran día, el general escribió en su cuaderno de notas una versión de la carta que enviaría en caso de que la operación fracasara. El contenido de esta nota de crisis puede leerse en Eisenhower: el plan B del Día D
No ha sido una ocasión única: esta capacidad de prepararse para la peor alternativa posible sucedió también en la carrera espacial, con Houston, tenemos un discurso: el discurso que nunca se dio para el caso de desastre del apollo 11
4. Cambiar de profesión gracias a la comunicación y la imagen personal
Como hicieron muchos de sus soldados al término de la guerra, el líder del Día D decidió cambiar de profesión. Al igual que muchos ex-oficiales dieron el salto a la emergente industria de la publicidad y la comunicación, Dwight, ahora conocido como Ike, se vistió de civil para aprovechar su imagen personal que, pasados pocos años, le llevaría a ser elegido para diversos cargos en los que el liderazgo era esencial.
Al poco tiempo de alcanzada la paz, y tras dejar el cargo de Jefe del Estado Mayor, pasó a presidir la Universidad de Columbia. Y tan solo seis años después de acabada la guerra decidió aceptar la candidatura a presidente de los Estados Unidos, y ganó las elecciones. Sus dotes y capacidad de comunicación eran tan reconocidos que en las anteriores elecciones de 1948 recibió ofertas de los dos partidos. Tanto para presentarse a la presidencia por el Partido Republicano, como para ir de segundo de lista como vicepresidente en la candidatura del Partido Demócrata.
La campaña a favor de Ike – apodo que le había creado su propia familia desde niño, que sólo utilizaban los más íntimos y que ahora convirtió en su marca personal por ser más cercano y pronunciable que “Dwight” – dejó innovaciones como este tipo de anuncios en dibujos animados.
Paisaje después de la batalla
Está claro que de Días D y de personajes como «Ike» se puede aprender mucho a la hora de la importancia de la comunicación: cómo prepararla y cómo adaptarla a cada situación crucial, incluso si esta es negativa. Y del «caso Ike» podemos aprender que la percepción del liderazgo se genera con esa buena comunicación personal y abre caminos inesperados.
Finalmente, una reflexión: de las guerras surgen muchas cosas, la mayoría malas, pero algunas pueden ser grandes enseñanzas. Y en el campo de la comunicación tenemos muchos casos. Un buen ejemplo de ello sería Florence Nightingale y su gráfico (Un gráfico que salvó millones de vidas: La rosa de Florence Nightingale), donde explicaba el origen de las muertes en un conflicto internacional anterior, la Guerra de Crimea. Su gráfico sirvió para salvar muchas vidas en el campo de batalla, y continuó haciéndolo posteriormente en tiempos de paz. La conmemoración de una batalla también puede servir para que nazca una de las piezas esenciales en la historia de la comunicación, como fue El discurso de Gettysburg por Abraham Lincoln.
Y por supuesto el caso de la elocuencia de «Ike» Eisenhower, que lideró con buena comunicación a millones en el campo de batalla y luego a todo un país como Presidente. En gran medida gracias a su imagen y marca personal.
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